Has salido por la mañana a pasear. Lo tuyo te ha costado, pero los astros se han alineado, hoy son las 11h y ya tienes un pie en la calle. Te sientas en un banco para dar el pecho a tu bebé, y miras a tu alrededor. Todo parece funcionar, las otras mamás están felices con sus hijos, que saltan y juegan en el parque. No tienen ojeras, parece que sus hijos duermen toda la noche del tirón. Seguramente en su día ellas se lo montaron mejor que tú, que últimamente, ya no sabes si tus decisiones te están llevando a alguna parte. ¡Te sientes tan cansada! Hace días que no te das una ducha en condiciones, que abres el armario y te pones lo primero que sale. Tu bebé te reclama en todo momento, es normal. Ya pasará.
¿te suena?
A mí sí. Me suena mucho. Me resuena, profundamente. Porqué echando la vista atrás, estoy contenta de todas y cada una de las decisiones que tomé. Porque las noches sin dormir se han acabado y se desdibujan en mi memoria. Pero fue duro, lo fue. Y muchas veces dudé de si lo estaba haciendo bien. Salí de casa sin peinarme, me puse lo primero que encontré en el armario, y también me puse la última de la lista de prioridades. Y si de algo me arrepiento, es de eso. De no haberme cuidado suficiente. De no haber sabido escuchar mis propias necesidades. De pensar que no eran importantes en ese momento. PORQUE LO ERAN. Y mucho. ¿Cómo vas a cuidar a alguien si no eres capaz de cuidar de ti? No sé cuándo fue, pero un día me di cuenta. Y eso va mucho más allá de todas las cosas a las que renunciamos de una u otra manera cuando somos madres, va de que a quién no se puede renunciar es a una misma. Claro que va a haber mañanas de locos, tardes infinitas, días donde la ducha de 3 minutos con el bebé en la hamaca es tu momento de relax, pero hay que encontrar la manera que eso sea la excepción, y no la regla. Y que, dentro de ese caos, encuentres tu serenidad.
¿Cómo?
Si fuera fácil, te lo contaría. Yo soy muy de revelaciones y para cuando me di cuenta, ya había pasado demasiado tiempo. Pero ahora que soy consciente de ello, te quiero ayudar. Quiero que puedas afrontar la maternidad como debes: queriéndote. ¿Y sabes qué? Ésta vez sé cómo ayudarte. (Puedes ver cómo me las arreglé yo haciendo click aquí)
A través del mundo mágico de las redes he conocido a Amaia, una pasada de asesora de porteo y una gran profesional, que propone un curso muy vinculado a lo que te acabo de contar. Mimar empieza por MÍ es un curso online súper interesante dónde tú eres el centro de tu maternidad. Vais a aprender a reducir el estrés, a tener confianza a la hora de tomar las decisiones, os dará estrategias para afrontar situaciones comunes de los primeros meses y, sobretodo, os enseñará a pedir ayuda y a conectaros con vosotras mismas y vuestro alrededor.
¿y sabes lo mejor? ¡Sorteamos una plaza!
¡Corre!, si no lo has hecho ya, al perfil para poder participar en el sorteo. Te he dejado toda la información del curso en el link. Y si tienes cualquier duda, sólo tienes que ponerte en contacto con Amaia.
Espero que el post, el sorteo y el curso, te sirvan para darte cuenta de lo que te he contado hoy. Hay que quererse. Hay que cuidarse. Y… si estás leyendo esto, lo estás haciendo bien, seguro.
Anna
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