La separación

Ha llegado septiembre y con él LA SEPARACIÓN. Así es: empieza el curso y tarde o temprano, nuestros retoños se van a ir de nuestro lado. Después de un verano intenso, disfrutando de los días como si tuvieran 28h, ansiando siestas que no han llegado y disfrutando de trasnochar alguna que otra vez, la vuelta a la rutina, y la vuelta al trabajo, implican separarnos.

 

Si estáis por aquí es porque entendéis la necesidad de contacto que tienen los bebés. Los niños. La que tenemos todos. El contacto físico nos conecta, (click aquí para saber como), nos nutre, y nos devuelve la paz cuando más falta nos hace. La separación física de nuestros pequeños genera la ausencia de ese contacto: y se nota. No vamos a poder dar ese abrazo cuando se caigan, no vamos a poder contener ese llanto y no vamos a poder celebrar ese primer dibujo bien trazado en un papel.

 

Si estáis un poco como yo, desbordadas por los acontecimientos, o inseguras por lo que pueda pasar, os recomiendo los 15 recursos que os da Míriam Tirado para la separación. Es mi guía de cabecera, y los leo y releo las veces que haga falta. Estos días más que nunca, ¡que por aquí el peque empieza p3!

 

Volviendo al hilo. Hay buenas noticias: PODEMOS HACER COSAS. Claro que sí. Primero, ser conscientes de la ausencia que se va a crear. De las necesidades no atendidas, que seguramente deberemos atender luego. De que esa “falta”, la podemos compensar. Y ahí es donde hay que buscar aliados. ¿Lo adivinas? PORTEAR.

Ese contacto constante, al ser porteados, genera conexión a todos los niveles. El intercambio, flujo, o llámalo como quieras, de energía que se produce cuando estamos en contacto es VITAL para los peques y para nosotros, para nutrir esa conexión, ese vínculo. En la rutina del día a día, portear mientras preparamos la cena, hacemos la colada, o atendemos a un hermano, nos facilita la vida y nos retroalimenta al mismo tiempo.

 

Además, hacer uso de las herramientas, como el porteo, que sabemos que contribuyen al bienestar de los peques, nos aporta a nosotras tranquilidad para afrontar la separación de una manera más relajada, y a mantener alejado el sentimiento de culpa que a veces se genera, a favor de la proactividad.

Nota al pie: si este septiembre se os hace cuesta arriba, pensad que no estáis solas. Las separaciones son duras para ambas partes: a veces suceden cuando no estamos preparadas para ello. Busquemos herramientas, amigas, y ayuda, si no hace falta, para llevarlo de la mejor manera posible. Es normal. Cuesta. Te mando un abrazo.

 

Anna

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